lunes, 2 de julio de 2012

Noticias - De lo mejor de EDOC 2012

Carrieré, 250 metros 


Por: Gabriela Vargas Aguirre

Hay que escuchar historias, a veces, éstas nos hacen mejores

Con esta premisa inicia el maravilloso viaje de Jean-Claude Carrieré a través de los diversos lugares por los que se forjó el personaje. Sus memorias, sus amigos, su familia y su muy marcada espiritualidad son captadas por el lente de Juan Carlos Rulfo en un guión bien estructurado y con una fotografía que le otorga al documental momentos de verdadero arte durante los 90 minutos que dura.

Sus reflexiones sobre ciudades como Paris, Toledo y New York y su emotivo recorrido por India o Irán, país natal de su esposa y madre de su hija, son narrados con una emotividad de partida, llena de anécdotas nostálgicas y vivencias con personajes como Milos Forman, Mary Ellen Mark o el mesero que lo atendía en Toledo cuando almorzaba a diario con Luis Buñuel. 

Las cosas van y vienen, la ciudad se queda

Los lugares ven el pasar de generaciones y sus huellas van quedando, transformándose en vestigios de los que las sociedades futuras hablarán un día. Uno de las escenas mas emotivas del documental nos muestra a Carrieré en su encuentro con Peter Brook en el teatro en el que trabajó durante años, donde se menciona su restauración y su lucha por divulgar el arte en sus diferentes formas, así como la visita a Toledo y la evocación de los momentos que vivió junto a Luis Buñuel en sus calles, la iglesia y los sitios de reunión considerándolos parte de los elementos que forman una verdadera amistad y fortaleciendo la unión de almas que se complementan  y se ayudan a vencer a la muerte, perpetuando así, su existencia con sus obras.

La meditación constante acerca de lo que  es un país, un pueblo, sobre cómo el mundo ve a las diferentes culturas y la exploración de las mas antiguas tradiciones y sus enseñanzas nos muestran a un Carrieré erudito, rico en experiencias enriquecedoras y listo para partir en paz, sabiendo que el legado que quedará detrás de él será una valiosa contribución al mundo.

A cierta edad hay que despedirse de los lugares mas entrañables

Partiendo de sus raíces Carrieré se despide de los lugares a los que viajó en los que buscó su identidad, en los que no buscó el presente sino el pasado, y de los que se siente parte, no como extranjero sino como hijo de la tierra, como todos, sin importar su nacionalidad.

250 metros, es la distancia que separa la casa en un pequeño pueblo de Francia de el sitio en el que será enterrado al morir, su lugar de partida y en donde su cuerpo físico encontrará descanso.